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Cosas del Inglés, del Español y de los Gringos

By February 17, 2016 2 Comments
Central Man Driving Cattle On Mountain Backdrop.  Three other cowboys/cowgirl obsecured by trail dust.

IMAGEN: Vaqueros arriando el ganado. Getty Images.

 

Ésta es una nota corta, pues así debe ser cuando uno se va al grano, cuando no hay que andar con romanticismos y tener que quebrarse uno la cabeza tratando de decir lo mismo de una forma y la otra para que suene bonito. Además, esta noche pienso contarles cosas del idioma, detalles a veces aburridos, tarugadas que a la mejor sólo a mí me importan.

De todas maneras (como dicen los chilenos), aquí les va algo que recogí del arcón de mi pasado, cuando estaba chamaco y vivía en mi terruño, en una colonia cachanilla (en Mexicali), a pocos pasos de esa línea que dividía nuestro país con gringolandia.

Espero que nadie se ofenda por usar ese término ya choteado, eso de gringo, pues para nosotros los que vivíamos en el lado sur de esa cerca divisoria, entre Mexicali y Calexico, la palabra “gringo” no tenía nada de malo. Más bien tenía mucho de bueno, pues en cierta forma quería decir que esos cuates tenían lana y que eran buena onda y que en la tierra de ellos uno podía comprar un montón de chucherías a precios de quema.

Pero regresando al tema de esta nota, eso del idioma, del inglés, del español, de los gringos y de nosotros los mexicanos que vivíamos en ese pueblito en el puro desierto, donde los calorones nos castigaban durante gran parte del año, déjenme decirles que nosotros los del sur y los del norte tenemos mucho en común.

Eso de pueblito lo digo porque en aquellos años cuando yo crecí en esa tierra, Mexicali era así, chiquitito. Me cuentan que ahora todo ha cambiado y que no sólo es un pueblote, sino una inconocible megápolis.

Pero mejor les cuento lo que les decía que les iba a contar y como decimos en mi tierra, a lo que te truje Chencha. Resulta que ciertos compañeros de la secundaria Treinta, donde yo fui a la escuela de noche del 1958 al 1961, aprendieron inglés escuchando canciones de rock. Jorge Casio fue uno de ellos. Se las sabía todas, un montón de rolas y cuando te hablaba lo hacía con el contenido de esas canciones. “I’m all shook up”, decía. O “Put your head on my shoulder”. ¿Quién le iba a entender? Pero así aprendió inglés el canijo.

Mirándolo bien mirado, como dice una canción de las nuestras, en Mexicali usábamos muchas palabras gringas en ese entonces. Para decir qué tan alta era una persona, mi mamá decía, “Es de este jai”, y mostraba la altura con la mano. En inglés es “high”. También decía “puchar” para empujar y “dame un ráite” (un aventón). Así era entonces; éramos medio gringos.

Mi abuelo por el lado materno, Ignacio García, tenía un “resevoy” (reservoir en inglés) detrás de su casa en la colonia Bella Vista. Era un hoyo con agua para diferentes usos. Los cachanillas nos robábamos palabras del otro lado, no sé por qué. A la mejor fue porque Mexicali fue de los gringos primero y como que se nos pegaron detalles de ese idioma. Pero ellos hicieron lo mismo en el siglo diecinueve (y lo siguen haciendo). Excepto que en ese caso, además de robarse las palabras, también se robaron gran parte de nuestra tierra. Tremendos esos gringos.

Cuando llegaron a Tejas (antes de que se llamara Texas), tuvieron que aprender nuestras costumbres y nuestro lenguaje, pues ése era nuestro territorio. Eventualmente cambiaron los nombres de ciertas cosas para que encajaran mejor con ellos. El término vaquero se convirtió en “cowboy” (muchacho vaca); a la reata le agregaron una “t” y la llamaron “reatta”. Rodeo se quedó así, sólo que ellos la pronunciaban y la siguen pronunciando “rodio”. Cuando se emborrachaban y se los llevaban al bote, los llevaban al juzgado. En inglés es ahora “hoosegow”, que para ellos y en ese idioma significa cárcel (y no corte).

A los frijoles con chile les cambiaron el nombre también y los llaman ahora “chili” (al igual “chili con carne”). Además se jactan de haber inventado ese platillo del lejano oeste. Tremendos los güeros. No cabe duda, aprendieron a comer bien esos vaqueros cuando andaban con nosotros arriando vacas en nuestra otrora tierra.

Para que la comida perdurara y no se dañara, nosotros la cocinábamos enterrada y allí la dejábamos para que se mantuviera en buen estado durante varios días. A esa forma de cocinar la llamamos barbacoa. Nuestros amigos, los cowboys, no podían decir bien esa palabra, así que cambiaron también ese nombre y desde entonces la llaman “bar-be-que” (escrito a veces BBQ). Y para colmar el colmo, ahora a toda carne asada la llaman BBQ. Todo se roban esos güeros. Al rato van a querer robarse a nuestras mujeres también.

Todo esto lo escribo en broma porque tengo ganas de hacerlo y porque ahora vivo en tierras que antes eran mexicanas y porque dos de mis hermanas están casadas con gringos y sé que casi todos son buena onda y aguantan la vara.

¿Okay?

2 Comments

  • Rodrigo says:

    Pedro, al mencionar a los chilenos, me hiciste recordar los préstamos que hemos tenido desde el inglés aún estando Chile tan alejado de esos países. Por ejemplo “huaipe”, una huaipe es un paño que se ocupa para limpiar, puede ser incluso metálico. Proviene de la época de construcción del ferrocarril Caldera-Copiapó, inaugurado en 1851, donde los ingenieros estadounidenses le ordenaban a la gente “wip it”, y ahí quedó en huaipe. Lo mismo pasó en los puertos con guachimán, que proviene del inglés “watchman”, para nombrar al cuidador de los botes. Esos por nombrar algunos. Saludos

    • Pedro Chavez says:

      Rodrigo, ustedes también usan la palabra gallo para denotar a un hombre joven ¿correcto? Creo que viene del inglés, de “guy”. Saludos y gracias por leerme.