IMAGEN: Salim Chávez Guerrero, jugador del equipo U-12 de la academia de fútbol del FC Dallas.
Algunos lo llaman “Tres pulmones”, pero su nombre de pila es Salim Chávez Guerrero. Es uno de los jugadores del equipo U-12 de la academia nacional de balompié, operada en parte por la organización de fútbol profesional FC Dallas. Otras instituciones deportivas en los Estados Unidos también participan en esa agrupación.
La principal meta de la academia, de acuerdo con lo publicado en su sitio de Internet, es desarrollar a jugadores de fútbol juvenil con gran potencial a través de programas que incluyan más entrenamiento y menos énfasis en la adquisición de títulos y trofeos. Menos partidos también, pero más encuentros significativos, en otras regiones, en otros estados y otras naciones. El nombre de la organización es (en inglés) U.S. Soccer Development Academy (Academia de desarrollo del fútbol en Estados Unidos).
Salim nació en Phoenix, Arizona, el dieciséis de septiembre del 2005, pero es de origen mexicano. Sus papás son de Sinaloa, de Sinaloa de Leyva para ser más exacto. Se vinieron a Phoenix el mismo año que naciera Salim. Allí tenían familia. Ahora viven en el norte de Texas, en Little Elm, muy cerca del estadio Toyota en Frisco. Junto a ese recinto futbolístico se encuentran más de una docena de canchas donde entrenan Salim y esos otros chamacos obsesionados por patear la de gajos.
La familia Chávez se mudó a Texas debido a la oportunidad que se le presentó a Salim para que participara en dicha academia de fútbol. Era algo que tenían que aprovechar. El niño empezó a jugar como a los tres años de edad, cuenta la mamá. Ella se llama Julissa Guerrero (ahora de Chávez). Agrega que Salim pateaba la bola con sus primos en el patio de su casa en Phoenix.
“Yo no le ponía mucha atención en ese entonces”, dice Julissa. “Pero poco a poco me di cuenta que era bueno para jugar, a pesar de estar tan chiquito”.
Todo eso cambió. Ahora sí que le pone atención a su hijo, especialmente durante los partidos, cuando según ella no para de gritar.
“Me quedo afónica”, agrega, de tanto echar gritos.
Entre paréntesis, eso de “Tres pulmones” es un apodo que le han dado a Salim sus amigos y los directivos técnicos de su equipo, porque según ellos no se cansa y no para de jugar. El niño es mediocampista. Fue seleccionado para ese puesto no sólo por su duradera energía, sino por su habilidad para tocar el balón y no perderlo.
“Recupera también muchos balones”, dice el papá, de nombre René Salim Chávez. Él hace todo lo posible por estar presente en casi todos los partidos de su hijo, pero a veces no puede hacerlo por cuestiones del trabajo. Eso le duele. Pero lo apoya de la mejor forma que puede.
Muchos de los encuentros se llevan a cabo en lugares lejanos, en otras ciudades de Texas y Estados Unidos. Eso dificulta acompañar al hijo. El año pasado Salim tuvo la oportunidad de ir a España y Portugal a participar en torneos en varias ciudades del viejo continente.
“Este año, en marzo, van a jugar cerca de Valencia”, cuenta el papá. El nombre oficial del evento es Torneo Internacional Fallas Ciudad de Burriana. Esa participación es parte del fogueo que la academia pretende darles a los jugadores para que aprendan a jugar bajo reglas internacionales y para que se enfrenten contra equipos con otras técnicas.
No cabe duda, Salim, el “Tres pulmones”, va por buen camino en eso del fútbol. Lo bueno es que le gusta ese deporte y se entrega con todo en la cancha y en los entrenamientos. Eso ayuda mucho. Además, tiene personas a su alrededor que lo apoyan, empezando con sus padres, los técnicos y los directivos de la academia de Frisco. Piensa seguir involucrándose en ese deporte dice Salim. Le gusta jugar y andar en el medio campo de la cancha moviendo el balón y ayudar para que su equipo gane.
“Me gusta esa posición porque así puedo bajar a la defensa y subir como delantero”, agrega. Inteligente chiquillo. Así son los jugadores que entienden el fútbol.
Por supuesto, él puede hacer eso de bajar y subir como si fuera nada porque tiene tres pulmones. Así son también muchos jugadores, chicos y grandes, aunque no tengan esos tres pulmones que tiene Salim. Los buenos jugadores dan todo por el todo en los noventa minutos o a veces más que están en la cancha.
Salim es también bueno en la escuela y se dedica a sus estudios. Cursa el sexto grado y entiende lo importante que es desempeñarse bien en el campo de la enseñanza escolar. Sus padres se lo recuerdan a cada rato. Él lo entiende y hace lo mejor que puede.
Entiende también su función en la cancha de fútbol. Sube, baja, controla el balón, se lo roba, hace pases estratégicos que a veces terminan en goles ejecutados por sus compañeros. En algunas ocasiones él mismo los mete.
Nunca se cansa. Eso parece. A la mejor sí se cansa y, posiblemente, él disimula el cansancio. Para que lo respeten los contrincantes y crean lo deseado. Que no le pueden ganar. Es por eso, quizás, que se roba balones y los controla y se los entrega a otros. Así son los grandes jugadores en este deporte. Crean jugadas evadiendo y burlando a los contrarios, controlan el balón y nunca paran de jugar. Así son, digo yo.
Salim es uno de ellos. Estoy seguro de eso. Es que tiene tres pulmones el chamaco. Además, sí que juega bien la media. Lo he visto en los vídeos de algunos de sus partidos. Un año de estos, en los años veinte, a la mejor después, si es que me dan licencia y todavía estoy vivo (tengo más de setenta años de edad), espero verlo en la primera división profesional y en la selección nacional. Aunque esa sea la de Estados Unidos. Ni modo, Salim nació aquí.
AUTOR: Pedro Chávez