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Otro año más, otro año menos

By June 29, 2018 No Comments
the virtual columnist

IMAGEN: Un servidor echándole ojo a la Piazza della Signoria y al Palazzo Vecchio en Florencia (Italia) en octubre del año pasado. Foto tomada por mi hija Vanessa sin que yo me diera cuenta.

 

Hoy es el día de mi santo, aunque lo tenga que compartir con Pablito. Es el santo de los Pedros y los Pablos. Lo digo porque alguien lo mencionó en estas redes sociales, las que a la mejor ni sociales son. Nos mencionaron a los dos. Pero la mera verdad, eso de los días santos ya ni se celebran. Digo yo. Los que importan son los cumpleaños, no los onomásticos. En mi caso, ese santo se celebra los veintinueve de junio. Aunque repito, la fecha cuando uno nació es la que más vale.

Yo, por si no lo saben ya, nací un diecinueve de julio, en Mexicali, junto a un barranco que traía aguas negras de La Jabonera. Me trajo la cigüeña (la partera) en una casita, bien chiquitita que se encontraba junto a otras casitas igual de chiquititas, todas sobre la avenida Lerdo. Fue en el año mil novecientos cuarenta y seis; en veinte días voy a cumplir los setenta y dos. ¡Hay canijo! Para estas fechas, de acuerdo con mis planes, pensaba ya tener por lo menos una docena de novelas publicadas. Pero ya lo ven, hasta la fecha nada. Ah, pero pronto, pronto saldrá la primera. Hay que ser positivo, digo yo, especialmente cuando todo le empieza a doler a uno.

Menciono lo de las novelas porque desde chico me ha gustado escribir. No sólo novelas, sino sobre montones de temas. De política, por ejemplo. Es algo que todavía lo hago, pero en inglés. Ya que ahora vivo en este país de los gringos en donde últimamente nos han tirado duro a nosotros los mexicanos y a otras gentes de nuestra América. La neta, muchos gringos no nos entienden. Además, algunos de ellos son peligrosos. Es que la ignorancia es así, peligrosa. Yo le tiro duro al presidente, al que eligieron los racistas, porque uno tiene que defenderse. Hay que decir las cosas. Como dicen, «el que calla otorga». Lo hago en inglés para que me entiendan. Creo que lo hago bien.

El problema son mis cuates, mis excompañeros de la fuerza aérea. Casi todos ellos no están de acuerdo conmigo. A mí me importa un cacahuate lo que ellos piensen, pero debido a que estamos conectados en esta red por otras razones, a veces leen lo que yo escribo. Acá entre nos, a pesar de que todos ellos tienen grados universitarios, no entienden mucho sobre ciertas cosas de la vida. Es que todos son de ascendencia anglosajona. Entre paréntesis, cuando yo estuve en el mismo escuadrón de aviones caza con ellos en España y en otros países de Europa, yo era la única persona de color en ese escuadrón. Fue en los años setentas, un tiempo diferente, cuando los gringos creían que los mexicanos que alcanzábamos el rango de oficial era por pura chiripa. Pero no fue así. Yo llegué a lo que llegué porque me lo merecí.

La puritita verdad, mi afán no es tratar de convencerlos o tratar de cambiar la forma de pensar de ningún excompañero. Yo escribo sobre la política de este país porque se tiene que hacer. Nos tenemos que defender y defender también a los que no pueden hacerlo por sí mismos. Como esa gente que es detenida en la frontera; a esa gente que le arrancan a sus hijos de sus manos. A esa gente que viene de países que los gringos explotaron y siguen explotando; gente de las llamadas «Banana Republics», las que el gobierno americano violó por más de un siglo y que las sigue violando. Por ellos hablo yo, para defenderlos, aunque no me lo hayan pedido.

Y es así que quiero celebrar mi día santo (y el de Pablito). También mi cumpleaños. Escribiendo y defendiendo nuestros derechos. Y los de otros. Los de todos nosotros los humanos.

 

AUTOR: Pedro Chávez