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Siete tres, otro cumpleaños más

By July 10, 2019 July 11th, 2019 No Comments

IMAGEN: Los Alegres de Terán. Foto de archivo.

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Lo que sigue es una reflexión de cumpleaños. Es que el diecinueve de julio le voy a llegar a los setenta y tres abriles. Aunque aún me quedan montones de sendas por explorar, deseo aprovechar esta ocasión para darle gracias a la vida y a ustedes, mis lectores. Espero les guste lo que escribo.

Yo no creo en muchas cosas. En milagros, por ejemplo, o en regalos que caen del cielo. En los que muchos sueñan, pero que Dios no tiene tiempo para ellos, ya que de seguro anda siempre bien ocupado haciendo cosas que importan mucho más. Tampoco creo en la lotería o en herencias o en el dinero fácil. La mera verdad, eso de la lana, como llamamos al dinero los mexicanos, es algo que lo dejo para otros, para esas gentes amantes de las cosas materiales; las gentes que se matan por tener esto y lo otro. No es que los critique, es que a la hora de la hora, la lana no importa. Digo yo.

Yo no tengo montones de dinero, pero tampoco me falta. Tengo lo suficiente, diría yo, para echarme un taco cuando me dé la gana o para brindarle uno de esos manjares a un amigo. O amiga. Eso sí, el poco dinero que tengo no lo desperdicio, pero tampoco me muero por él. Si hay que gastarlo, pues se gasta. Es que no soy muy amante de los pesos, pero sí soy responsable. Pago lo que debo y mi palabra es la ley. Espero me entiendan.

Es que así somos muchos de nosotros, los que andamos por este valle de lágrimas y de regocijos, echando flores en el camino y diciéndole a todo mundo que la vida es a todo dar y que esta jornada pasajera por este paraje terrestre hay que disfrutarla. ¿Y saben qué? Yo la disfruto. Después de regresar de mi chamba, de sacar a pasear al perrito que heredé y de cumplir con otros deberes caseros, me echo una cerveza en el patio de atrás, después vino (con la cena), y una vez que me baño, me echo la del estribo, un ron con coca bien cargadito.

También escucho música a través de YouTube. Me encanta la música y soy amante de toda clase de géneros. Se podría decir que crecí con las canciones que tocaban Los Alegres de Terán por medio de una estación de radio cuya señal venía de un lugar fronterizo entre Tejas y México. Creo que se originaba en Ciudad Acuña. A eso de las cuatro o cinco de la mañana las notas de ese trío se regaban por todos los rincones de nuestra casa en la colonia Cuauhtémoc, en Mexicali, Baja California, México. A nuestra madre le encantaba escuchar esas melodías mientras cocinaba grandes cantidades de tortillas de harina, el desayuno, y los tacos que nuestro padre se llevaba en su lonchera. La canción que más recuerdo es Tu retratito lo traigo en mi cartera. De vez en cuando la vuelvo a escuchar en YouTube.

Pero regresando a eso de mi cumpleaños, déjenme decirles que ya no soy aquél, aquel chamaco de antes, el que soñaba con hacer esto y lo otro. Ya me calmé un poco. Pero sigo igual de soñador. Aún me esfuerzo para convertir algunas metas de antaño en realidad. Es que así somos los del signo de Cáncer, aunque yo no crea mucho en eso de los astros. Sin embargo, parece que todos esos atributos de los lunáticos y los cancerianos como yo encajan bien conmigo. Soy hombre de familia, romántico, me gusta el vino, la buena compañía, y el arte. Tengo mis ratos de creatividad y a veces arranques de loquera. Soy además testarudo, pero a la vez entendedor. No cabe duda, muchos me acusan de terco, pero eso no es mi culpa. Ese afán es parte de mi nombre de pila, Pedro, el cual significa roca.

A mí me gusta mi nombre. Es que ya me acostumbré a él. No soy muy creyente, pero si me toca irme al cielo una vez que cuelgue los tenis, como decimos los mexicanos, le voy a pedir a mi tocayo en el portón perlado de ese lugar, que me deje entrar a ese paraíso del cual él tiene las llaves. Pero es casi seguro que me vaya al infierno. Es que mirándolo bien mirado, yo he hecho muchas travesuras durante las más de siete décadas que he andado merodeando en este edén terrestre. Claro, como buen católico, siempre me he arrepentido de mis malos pasos, por lo cual es igualmente posible que me admitan en el cielo.

Pero acá entre nos, sin vaciladas y la mera neta, yo quiero vivir un montón de años más, para poder llegar a escribir una gran cantidad de tarugadas, las que aún tengo por contar. Es que así somos nosotros los lunáticos, los del signo de Cáncer, los románticos, y a los que nos gusta el vino, la gente, y la música del pueblo. Especialmente cuando ya estamos bien viejitos. Somos bien platicadores.

AUTOR: Pedro Chávez